-Chicos, este sábado voy a una conferencia. Voy a escuchar a
un profesor nominado a ser el mejor maestro del mundo. César Bona. El único
español. Ha ganado un montón de premios con sus alumnos. ¡Es el mejor maestro
de España!
-¡Ohhh! ¡Alaaa! Silencio… Yo pensaba que el mejor eras tú –
se oye en el aula… más silencio (y alguna risa).
-¿Yo? No, hombre. Pero a eso voy; a aprender para ser mejor
para vosotros. Investigad quién es y lo comentamos el lunes.
Con esta anécdota que tuve con mis alumnos de 5º de primaria no
empieza esta historia. Esta historia empieza varios meses antes.
Las redes sociales hacen que, tanto lo bueno como lo malo, se
propague a una velocidad de vértigo. Y es gracias a ellas como me entero yo de
que hay un español, de Zaragoza, nominado a ser el mejor maestro del mundo. Lo
que vendría a ser el “Nobel” en educación. Lo primero que piensas es, ¿pero
existe eso? Después reaccionas y te das cuenta de lo necesario que es que
exista. Como decía Luis Miguel en una de sus canciones: “Si no existieras, yo
te inventaría”. La educación está de moda. ¿O de moda está César Bona? ¿O lo
están ambos?
En mi opinión, el escenario (triste escenario), al que
han/hemos llevado a la educación (sin entrar a valorar quién, cómo ni por qué),
ha precipitado esta corriente “revolucionaria” que se empeña en demostrar con
hechos lo que muchos pensamos: así no podemos seguir. La sociedad necesita
héroes. Héroes anónimos capaces de contagiar, inspirar, motivar.
A finales de diciembre, recibo un mensaje de una compañera de
trabajo (compañera y superiora), con el artículo de El Huffington Post sobre la candidatura de César al Global Teacher Prize. Yo, que soy una
persona a la que le gusta meterse en jardines, no me limito a contestar con un
“gracias”, sino que me lio la manta a la cabeza y lo convierto en reto: voy a
intentar ser como él.
Empieza el 2015 y me dispongo a “estudiar” qué es lo que ha
hecho César con sus alumnos, en sus clases, en su ciudad… ¡Madre mía! Hay retos
y retos. Me da a mí que no estoy preparado para tanto. Al menos a corto/medio
plazo. Pero la ilusión queda ahí… hasta hace unos días…
Mi amigo y colega de profesión Gus me envía un mensaje. Un
sábado. “Tío, que viene César Bona a Palma. Yo ya me he apuntado”. Sí, suena a
muy quinceañera loca por el grupo musical del momento. Lo sé. Lo que no sé es lo
que pensaron el resto de las 1.498 personas que fueron a verle al Auditorium de
Palma hace dos días. Pero para nosotros dos, que viniera “El Maestro”, era la
inyección de moral que necesitábamos para acabar un mes algo movido, por
llamarlo de algún modo elegante.
Me han sorprendido varias cosas que han ido pasando en la
última semana. La primera lo que tardó la Fundación Asima (a la que felicito
por el evento y la organización), en confirmar la inscripción: “Lo sentimos,
estamos desbordados”. Seguido, a los dos días por un “El evento ha cambiado de
sede para ampliar el aforo”. Algo se estaba gestando y aun no éramos
conscientes.
La sociedad mallorquina no es mucho de movilizarse. Si ni
cuando venían los todopoderosos Real Madrid o Fútbol Club Barcelona a jugar
contra el único club profesional de la isla se llenaba por completo el estadio.
Quién iba a decir que lo que no consigue el fútbol, lo consigue un profesor. A su
escala, sí. Pero cuelga el “no hay billetes”. Gratuito, sí. Pero es que yo soy
un romántico y para mí, la educación no es un negocio. Ni se compra ni se
vende. Lo del pasado sábado aun me impresiona sólo de pensarlo… 1.400 personas
presenciales y 100 más a través de internet.
Eso a mis alumnos no les impresiona. Por eso he tenido que
ofrecerles algo más. A primera hora de la mañana ya les avisaba:
-¿Habéis buscado algo sobre César Bona?
-Yo vi las noticias.
-Yo lo he leído en el periódico.
-Yo quise ir, pero estaba todo lleno.
Varias familias de mis alumnos que sabían que acudía a la
cita, me reclamaban por la mañana que escribiera algo al respecto. La semilla
estaba sembrada. Ahora había que dejarla germinar y florecer.
-Esta tarde os lo cuento y os enseño un par de vídeos suyos.
Siempre he defendido que, con palabras y expresiones para que
lo entienda, a un niño, se le puede explicar todo. Así que he redactado “Mi
propio decálogo de lo que me inspiró escuchar a Cesar Bona” y hemos dedicado la
tarde en bucear sobre mis impresiones, ver algún que otro vídeo sobre sus
proyectos, conocer más de cerca al maestro y comentar (que creo que es la clave
de todo), lo que ellos pensaban acerca de dicho acontecimiento. Porque ellos
deben poder opinar. Porque ellos deben de ser partícipes y protagonistas de lo
que aprendan. Por eso y por ellos, ahí van mis reflexiones:
1)
Primera impresión. De entrada, lo que me diga un
MAESTRO en vaqueros, camiseta negra y sentado en su mesa de trabajo, me da
CONFIANZA. Es lo primero que escribo al salir del acto en mi cuenta personal de
twitter. Precisamente es como me gusta empezar a mí el curso, con confianza,
con seguridad. “Dime qué es lo mejor que saber hacer” es el primer taller que
hago con mis alumnos. Como normal, lo que hacen mal o lo que no hacen tan bien,
se lo han dicho tantas veces, que se centran en eso y muchos, no avanzan ni
progresan como podrían. El fallo es nuestro.
2)
Valores. Las primeras palabras que tengo
anotadas de su intervención son: RESPETO, ESFUERZO, EMPATÍA, ACTITUD. Siendo
fiel a la esencia de este blog, con mis equipos de fútbol, me gusta mucho poner
un anuncio de una bebida cuyo lema es “LUCK IS AN ATTITUDE”. ¡Me chifla! Él nos
comenta la primera frase que escribe en el inicio de curso: “NO PAIN, NO GAIN”.
Muy en la línea de lo que me gusta enseñar dando ejemplo.
3)
Vocación y conocimiento. Cesar nos explicaba que, igual que
la educación no consiste en meter datos y datos en la cabeza de los niños para
que los tengan ahí y los reproduzcan cuando se los pida el sistema educativo,
en la profesión de maestro no basta con tener vocación o conocimientos. Se
necesita algo más.
4)
Estimular la creatividad y la
curiosidad. Creo
que es la clave. Los alumnos, primero son niños. Los que me conocen (y me
padecen), me han oído decir muchas veces que es muy fácil hacer feliz a un
niño. Yo parto de la base de que al niño no hay que motivarlo. Para mí, la
motivación es intrínseca. Lo que debemos procurar como maestros es fomentar su
curiosidad. Todos los niños son curiosos, de diferente manera, grado o según la
temática. Pero a todos les interesa algún tema. Lo complicado, a veces es
descubrir ese interés pero, una vez descubierto, es necesario permitir que el
alumno indague, cree, investigue y aprenda. El objetivo es que aprenda. Pero es
necesario todo ese proceso, a mi modo de entender.
5)
Sus Proyectos. Quizás es por lo que conocemos a
César. Su película de cine mudo “La importancia de llamarse Applewhite” (hemos
visto hoy el tráiler en clase), su protectora de animales virtual “El cuarto
hocico” dirigida por los propios alumnos (en la que hemos buceado, consultado
vídeos y artículos), el documental “Sé”… premios, reconocimientos, aplausos,
fama y popularidad… para mí EMOCIÓN. Mucha y real. Al salir de su charla, aun
emocionado y entusiasmado, me fui a casa de mis padres y, lo primero que hice
fue preguntarle a mi abuela qué le gustaría ser de mayor (no confundir con qué
te hubiera gustado ser de mayor). Me intentó explicar lo difícil que era soñar
a su edad, habiendo nacido en 1927 en el seno de una familia humilde de Jaén. La
respuesta fue fantástica: MAESTRA. Como Doña Pura, pensé yo. ¡Qué grande Doña
Pura!
6)
Su Metodología. Será la piedra filosofal de su
proyecto basado en valores, empatía, creatividad, participación del alumnado…
no. Es mucho más que eso. Es un reflejo de la realidad, la normalidad y la
humildad. Los entendidos en el tema lo llaman “Planificación flexible”. A mí me
gusta decir que la programación de un curso (anual, trimestral y mensual), se
hace con lápiz. Porque debemos estar abiertos a cambiarla, adaptarla,
ampliarla, reforzarla o retomarla en función del primer pilar de su metodología:
EL CONTEXTO. Otra de esas cosas que, a mi manera, yo también practico y que
ahora, cobra como más sentido y fuerza. Si lo hace un candidato a ser el mejor
maestro del mundo, mal no vamos…
7)
Deberes y tiempo libre. Por este apartado, César pasó de
forma fugaz, pero le propinó un “zas en toda la boca” al sistema educativo, a
editoriales, a empresas educativas y a iluminados de la educación, que arrancó
aplausos y alguna que otra risa nerviosa entre el público. Llamadme romántico,
pero la educación no es un negocio y si pertenece a alguien, es a los niños y
sus maestros. ¿El resto? Humo.
8)
Roles. Me gustó este apartado. Lo practico
y lo disfruto. El hecho de que los alumnos sepan aceptar diferentes roles,
misiones y tareas, me parece muy positivo para su desarrollo. Algunos de los
que comentó ya los utilizaba con matices (adaptados a mi entorno). Es algo
sencillo y básico, que debería venir antes que los conocimientos o contenidos. ¿Cómo
trabajar en grupo o explicar un concepto si los niños no son capaces de
confiar, expresarse, liderar, dejarse liderar, ayudarse o prestarse a ayudar?
Muchas veces nos complicamos la vida por saltarnos pequeños detalles que
parecen no importar pero resultan básicos para lo que posteriormente queremos
hacer con los alumnos en clase.
9)
Educación basada en la empatía y la
participación.
Educar desde la emoción. Pero sobre todo, su experiencia se basa en sus
vivencias como niño. Es algo que me fascina. Una de las cosas que siempre he
defendido es que, tanto en la educación como en el deporte, tanto en el aula
como en el campo de fútbol, me gustan hacer tres cosas:
a.
Repetir
lo que me hicieron y me gustó.
b. Hacer lo que no me hicieron y me
habría gustado hacer.
c.
No
repetir lo que me hicieron y no me gustó.
En torno a ese principio básico (de
empatía y respeto), gira mi metodología y mi filosofía. Hablando de fútbol, por
ejemplo, por suerte, he tenido a fantásticos entrenadores, a entrenadores
normales y a entrenadores que a punto han estado de hacerme aborrecer este
deporte que amo. Como entrenador, evidentemente, no repito lo que me han hecho
y no me ha gustado, imito muchas de las técnicas que me marcaron (incluso de las
expresiones de algún entrenador), y finalmente, aporto mi granito de arena, lo
que me diferencia (o intento), lo que no viví como jugador y me hubiera gustado
vivir. Pues esa misma regla aplico en el aula. Y os invito a que la probéis.
10)
Héroes. Esta actividad la estoy
desarrollando conjuntamente con Gus, el impulsor de toda esta CésarBonaLocura. Él
desde secundaria y yo de primaria, vamos a comparar las diferentes visiones que
tienen los niños sobre lo que para ellos es un héroe. Soy muy fan de una idea
que me he repetido mucho desde el año pasado: EL MUNDO NECESITA HÉROES. Y en la
educación de hoy en día, César Bona es el mío.
¡¡¡Abrazo fuerte y a seguir afrontando retos!!!
PD: Dedicado a todos
mis alumnos porque, gracias a ellos, estoy disfrutando del curso más productivo
que he tenido hasta ahora. Jamás pensé aprender tanto de ellos y que me
hicieran tener tantas ganas por mejorar. Por ellos y para ellos. Nos vemos
mañana MAUIS y SOLES.
Miguel, tú también emocionas!!! tú tienes mucho de César Bona. La grandeza de César no es sólo lo que hace en el aula con sus alumnos y cómo lo hace desde el cultivo de las emociones. Eso lo hacen muchos docentes, muchos!!! yo creo que gracias a él, muchos maestros como tú, sienten que lo que hacen importa y es grande y eso emociona y estimula a seguir adelante con esta hermosa tarea de educar.
ResponderEliminarNuestros alumnos necesitan héroes, pero nosotros también y César Bona ha tenido la osadía de romper las barreras del qué dirán y, empujado por un buen amigo "cansino" como él dice, se ha presentado a ese "Nobel de la educación". No importa que no lo gane, porque lo que ha ganado es que tú hayas escrito este magnífido post, que yo lo esté comentando, emocionado, y que muchos maestros y maestras que lo van descubriendo piensen que otra educación es posible. Y que muchas personas vean que ser educador es una profesión que merece el máximo respeto y consideración social porque una sociedad sin una buena educación es una sociedad sin futuro.
Cuídate y mantén tus tres principios básicos de buen docente (que me encantan!):
-Repetir lo que me hicieron y me gustó.
-Hacer lo que no me hicieron y me habría gustado hacer.
-No repetir lo que me hicieron y no me gustó
Abrazo grande!
Grande Mike. FORTUNA IUVEAT AUDENTES
ResponderEliminarGracias a los dos!!! La verdad es que es un lujazo para alguien como yo recibir un feedback vuestro.
ResponderEliminarMarcos, no te quepa duda. Es más, como reza el lema de "tu equipo" AD AUGUSTA PER ANGUSTA.
Sigo tus consejos, siempre sabios. Disfruto de los chavales y le doy visibilidad a lo que van haciendo. Lo último, un proyecto que hicimos con UNICEF que ya he colgado por twitter.
Abrazo!!!